Los primeros pasos para aprender a nadar
La mejor edad para enseñar a un niño a nadar es durante el primer año y te aseguro que no te vas a arrepentir del tiempo y el dinero invertido en ello.
Ejercicios para aprender a nadar
Para dar los primeros pasos en el agua, es mejor ponerse en manos de un monitor o profesor de natación cualificado, pero antes de comenzar las clases de natación, es importante preparar a los niños para que se acostumbren al agua con estos sencillos consejos:
Familiarizar al niño con el nuevo entorno.
Para enseñar a un niño a nadar, nunca empieces realizando ejercicios de natación y menos aún lanzándolo al agua en zonas profundas. Para empezar, el niño debe acostumbrarse al nuevo entorno. Los bebes, tras el nacimiento, conservan el llamado reflejo de inmersión. Este reflejo evita que los bebes intenten respirar bajo el agua y cierren la boca al sumergir la cabeza. Cuando el bebe supera esta etapa y pierde estos reflejos innatos, es importante realizar este proceso desde el principio para que los niños se acostumbren y pierdan el miedo a estar en el agua.
Por suerte, no es difícil. Lo conseguiremos simplemente estando en el agua y jugando en ella. Inicialmente, sin sumergir los brazos ni la cabeza. Sosteniendo al niño, por ejemplo, por debajo de los brazos, simplemente lo movemos en el agua para que sienta que se mueve, que el agua lo rodea. El niño aprende a través del juego, chapotear en la piscina infantil le hará asociar el ambiente acuático con algo agradable.
Acostumbra lentamente al niño al hecho de que su boca también puede mojarse. Puedes verter agua en su cara con una regadera o salpicarlo con las manos. Esto debe hacerse con agua tibia y a una profundidad relativamente pequeña. Los niños pequeños no pueden concentrarse durante mucho tiempo en la misma actividad, por lo que una sesión en el agua debe incluir principalmente el juego (especialmente al principio) y no durar más de 30-40 minutos.
Expulsar el aire
Uno de los ejercicios que se debe practicar es expulsar el aire en el agua. Esto es muy importante porque protege contra la aspiración. Como todo, es más probable que el niño haga este ejercicio si lo hacemos con él. Si es necesario podemos ayudarnos con algún accesorio. Simplemente pon una pelota de color claro en el agua. Soplarla será una buena introducción para aprender a exhalar mientras nada y se divierte.
Inmersión de la cabeza
Cuando tu hijo se haya acostumbrado totalmente a estar en el agua y soltar el aire por la boca estando en el agua ya no representa ningún desafío, es el momento de ir un paso más allá. Y como siempre divertirse es la clave. Sumergir todo el cuerpo, incluso la cabeza, es un entrenamiento sencillo y divertido si lo practicamos saltando al agua. Además iniciará al niño en el buceo. Al principio, dependiendo de como reaccione el niño, quizá valga la pena atrapar al niño lo suficientemente rápido como para que la cabeza quede literalmente sumergida por un momento. Cuando te sientas seguro con él, puedes salirte lentamente fuera del agua por un tiempo.
Recuerda que lo más importante es la seguridad y que las clases de natación deben ser divertidas para el niño. Tener esto en mente, trae los mejores resultados.
Vale la pena llevar a cabo los siguientes pasos, como colocar al niño sobre la espalda y el estómago, los primeros movimientos de las piernas y los brazos,…, con el profesor de natación. Lo importante es que el niño adquiera buenos hábitos.
